
El trabajo humano.
La prehistoria.
El trabajo humano exige de la realización esfuerzos físicos y aplicación de conocimientos. Ese esfuerzo no solo se desarrolla individualmente, cada trabajo demanda además, un esfuerzo colectivo. A través de la historia, el hombre ha ido modificando sus hábitos y costumbres. Con el uso de la fuerza y la aplicación del conocimiento fue mejorando su capacidad de satisfacer sus necesidades. Como consecuencia, además de mejorar su entorno, el hombre con el trabajo también se modificó a si mismo.
Todo ello llevó a una de las divisiones más importantes del trabajo; la división entre quienes utilizan su conocimiento y los que realizan un trabajo manual. Además, la aparición de la propiedad permite a las personas más poderosas la apropiación de los medios de producción. Ello a su vez, favorece la acumulación de riquezas basadas en la agricultura, ganadería, explotación de metales y artesanías. Ese poder económico permite el control social, así logran aún mayores ganancias y pueden darse una vida de comodidades. De esta forma, la sociedad se divide en dos grandes grupos: los explotadores y los explotados. Los nobles, los funcionarios y los grandes terratenientes viven a expensas de la explotación de los campesinos, pastores y artesanos.
La edad antigua y el medievo.
La propiedad se ejerce no solo sobre los medios de producción, sino también las personas, que pasan a ser esclavos. Carecen de todo tipo de derecho y los obligan a trabajar mediante el uso de la fuerza. A cambio, sólo reciben el alimento necesario para sobrevivir.
Comenzaron ha desarrollarse campesinos libres, cuya explotación lograba mejores resultados que la mano de obra esclava. Por otra parte, los artesanos dependían de la nobleza y los comerciantes para poder subsistir, de otra forma devenían en desocupados y esclavos.
Los grandes territorios ganados gracias a guerras e invasiones, controlados por la nobleza en base a su riqueza, se fueron construyendo alrededor de los castillos y bajo la protección de poderosos cuerpos de caballeros. En consecuencia, el señor feudal pasa a someter a los pobres no ya con látigos y cadenas; lo hacía de manera encubierta, ofreciendo seguridad a cambio de su trabajo.
Los plebeyos en los alrededores de los castillos, tenían que cultivar la tierra para mantener a su familia y estar al servicio del señor feudal. Fuera del castillo, su vida estaba dedicada al señor feudal y en el tiempo que le sobraba cultivaba para sí mismo; y para pagar tributos, diezmos y otras solicitudes de los nobles.
En paralelo fueron apareciendo divisiones jerárquicas entre quienes realizaban una misma labor. Se comienzan a diferenciar entre maestros, oficiales y aprendices.
Crecen fuertemente el comercio, las rutas comerciales y la especialización, también la necesidad de obtener un permiso para ejercer la actividad. Como resultado, nacen las agrupaciones de mercaderes y artesanos, es decir, aparecen los gremios.
El modernismo.
En su origen los gremios eran igualitarios y solidarios. Defendían el derecho de sus miembros a ejercer su oficio, además, algunos desalentaban e incluso penalizaban el enriquecimiento personal. Allí convivían maestros, oficiales y aprendices. El objetivo de los gremios era obtener una justicia social igualitaria para todos sus miembros. A todo aquel que trabajara le correspondía un sustento.
Así, los gremios crecieron debido a la competencia industrial y comercial. Nacidos con fines solidarios, fueron modificando sus intereses por fines monopólicos. Se adoptó la práctica de que los hijos de los maestros, hijos aprendices, fueran los que luego adquirieran la maestría. De esta forma, este título paso a ser de carácter hereditario, disminuyendo casi por completo la posibilidad de lograrlo. De ser organizaciones que protegían a todos los trabajadores agremiados, pasaron a ser un organismo de defensa de los intereses de los maestros exclusivamente.
Así es como estos sectores comienzan a enriquecerse, que junto al crecimiento de los comerciantes, constituyen una nueva clase social, los burgueses.
Éstos aspiraban a la constitución de estados fuertes, que facilitaran la libre circulación de mercancías y el ejercicio del comercio; en consecuencia, la burguesía se alió con la monarquía, la cual a su vez, pretendía centralizar el poder en su beneficio.
Así, los monarcas lograron consolidar y mantener ejércitos permanentes y sostener a los funcionarios que necesitaba el estado. Este proceso permitió la consolidación de las monarquías absolutas.
La monarquía absoluta logró centralizar el poder y unificar toda la sociedad en torno a la figura del rey. Esta centralización y unificación posibilitó el nacimiento del Estado moderno. El mismo se caracteriza por la soberanía, y ésta es la supremacía del poder del Estado sobre cualquier otro poder.
La industrialización.
El gremio artesanal (panaderos, carpinteros, herreros) se va a separar de los gremios más desarrollados, surgidos con la industrialización. En los gremios artesanales las herramientas, el taller y la materia prima pertenecen al artesano, también el producto que vende. En cambio en la industria el trabajo y el capital se separaron. El artesano (obrero) apartado del mercado sólo conoce al empresario que le paga, surge el intermediario que se encargará de vender sus productos.
A diferencia de los obreros actuales, reunidos en grandes fábricas, se repartían en varios talleres con pequeñas cantidades de obreros. El maestro se transformó en un trabajador a domicilio, asalariado por un mercader capitalista. A pesar de las difíciles condiciones de vida, éste trabajaba todavía en su casa, y organizaba su tiempo con cierta libertad. En las ciudades más manufactureras del mundo medieval, los obreros comenzaron a manifestar una gran hostilidad hacia los capitalistas, quienes no atendían sus reclamos.
Durante un largo tiempo los tres sistemas productivos (el taller artesanal, el taller manufacturero y el trabajo a domicilio) convivieron. Pero, desde fines del siglo XVIII, fueron absorbidos por un nuevo modo de organizar el trabajo: la fábrica industrial. Esta forma de producción nació en Inglaterra. Allí se daban una serie de condiciones que hicieron posible que, en poco tiempo, se transformara en una nación industrial.
Aparece la fábrica.
Avances tecnológicos, conocidos como Primera Revolución Industrial, tuvieron gran impacto en la economía y en el desarrollo del trabajo. La modificación más significativa que introdujo fue el desarrollo de la producción en masa. Una de las industrias que más se desarrolló en este período fue la industria textil. Este desarrollo fue posible en gran parte gracias a la invención de la máquina hiladora y el telar mecánico.
Comenzó una verdadera revolución en el mundo del trabajo, se comenzaron a utilizar máquinas. Las mismas reemplazaban el trabajo de varios obreros y no se interrumpía la producción. El trabajo que antes se realizaba en una gran cantidad de talleres y se empezó a hacer en la fábrica.
Los artesanos, al no poder competir con la producción en masa, terminan convirtiéndose en obreros asalariados por las fábricas. Paulatinamente fueron desapareciendo los talleres y trabajadores a domicilio.
La jornada laboral hasta mediados del siglo diecinueve es de doce a catorce horas y se llegó a utilizar menores y mujeres en la realización de tareas peligrosas y penosas. La concentración de obreros y la vida en las ciudades son modificaciones sociales que impuso la Revolución Industrial. Horarios prolongados, malas condiciones de trabajo, insalubridad, inseguridad y bajo nivel de remuneraciones, siendo los peores pagos los menores y las mujeres. No existía tampoco legislación laboral que ordenara el sistema.
En Francia el panorama era distinto, la Revolución Francesa acaba con la sociedad feudal y monárquica. Esto no implica la aniquilación de la jerarquía social ni sus marcas simbólicas. Al contrario, la burguesía como nueva clase dominante impone la jerarquización bajo una lógica meritocrática, basada en el talento. Las sociedades construidas sobre una carrera individual acogen gustosas esas visibles marcas del éxito. La revolución abrió otra brillante carrera a las gentes de talento, la “buena sociedad”.
La sindicalización.
La explotación de los obreros más el afán de lucro excesivo de los patrones, fueron las raíces del movimiento asociacionista de los trabajadores. Éstos buscaron equiparar fuerzas con los patrones a través de la unión de individualidades laborales, para reclamar mejores condiciones. Salarios más justas, jornadas de trabajo más cortas y, en general, establecer un estado social más equitativo para la clase trabajadora.
La transformación industrial, prohibió terminantemente el derecho de asociación de los trabajadores; pues el régimen individualista no veía justificación para que los trabajadores se asociaran en defensa de sus intereses. Con el tiempo, los esfuerzos del estado para prohibir el derecho de asociación fueron infructuosos, porque los sindicatos seguían existiendo.
A finales del siglo XIX, las acciones de los sindicatos lograron que el estado variara su criterio; se dictaron leyes que reconocían a los trabajadores el derecho a integrarse en sindicatos. Inglaterra dio el primer paso en este aspecto, con el reconocimiento del derecho de coalición en 1824. Por el mismo, otorgaba la legalidad a un intenso movimiento asociacionista que existía en la clandestinidad.
El proceso internacional.
Dentro del proceso histórico del sindicalismo también se tiene que tomar en cuenta las internacionales, las cuales eran convocatorias de organizaciones sindicales. En 1862 se celebró en Londres la Exposición Internacional, con la participación de ingleses, franceses y alemanes; en total se reunieron más de 300 líderes obreros en la llamada Fiesta de la Fraternidad.
La primera Internacional desaparece en 1870, por los conflictos armados en Europa. En 1889 surge la Segunda Internacional, uno de los aspectos determinantes de su acción fue que pidieron asesoría política a partidos socialistas. Y, esta asesoría, fue tan importante que dominó más la fase política del socialismo que los intereses gremiales de los afiliados. Esta organización llegó a tener hasta 12 millones de afiliados en todo el mundo.
El estallido de la Primera Guerra Mundial sometió a dura prueba a la organización obrera. A pesar de sus sentimientos unionistas, el surgimiento del nacionalismo los dividió, así se dispusieron a apoyar a sus respectivos países en la contienda; ello que provocó la desintegración de la Segunda Internacional.
Concluida la guerra, se puso en marcha la integración de la Internacional y se logró hasta 1919 en Moscú. La organización tuvo así un corte comunista. Se consiguió la afiliación de sindicalistas de 23 países. Su característica principal fue que era de tendencia abiertamente revolucionaria, y su acción primaria consistía en fomentar el descontento popular y la violencia con el propósito de transformar, según la teoría en una lucha de clases, al conflicto armado que había terminado.
La Organización Internacional del Trabajo.
Paralelamente, en el mundo occidental, se constituye la Organización Internacional del Trabajo durante la Conferencia de la Paz, reunida primero en París y luego en Versalles en 1919. El Preámbulo de la Constitución establece cuáles son las áreas de la actividad laboral que necesitan ser mejoradas, todas cuestiones que aún hoy continúan siendo motivo de reflexiones y luchas para la OIT:
- duración máxima de la jornada y la semana de trabajo;
- reglamentación de la contratación de mano de obra, prevención del desempleo y salario digno;
- protección ante los accidentes y las enfermedades causados por el trabajo;
- protección de niños, jóvenes y mujeres;
- pensión de la vejez e invalidez, protección de los trabajadores que desarrollan su labor fuera del país de origen;
- misma retribución por mismo trabajo;
- libertad sindical;
- organización de la enseñanza profesional y técnica, entre otros.
El número de países que conforman la OIT se duplicó especialmente después de la posguerra, en el período que va de 1948 a 1970. La OIT es un organismo que pertenece desde 1946 a las Naciones Unidas y es el único administrado en forma tripartita. Esto significa que en su constitución participan gobiernos, empleadores y trabajadores. La OIT realiza su labor a través de tres órganos principales: la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT), el Consejo de Administración y la Oficina Internacional del Trabajo.
Podemos profundizar y ampliar los temas en el siguiente artículo.
Haciendo click en este link pueden acceder al apunte con el temario de la unidad. Y desde aquí el enunciado del: Trabajo práctico Nº 1
Nos vemos en el aula…….
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